Rosa peligrosa

Sonaba una canción silenciosa en un disco de vinilo . Las velas encendidas salpicaban pedazos de piel abrasada y congelada a la vez. Abrazos, arropados entre finas sábanas de algodón. El sabor, de los labios de sonrisas por ella, y las palabras que se convertían en realidad. Temblorosos dedos sobre el torso del suave ser. ¿Qué era aquello? ¿Era aquello de verdad o un mero sueño del que iba a despertar? ¿Era malo o bueno? ¿Era, es y será?

No entendió en que se estaba adentrando. Porque las tinieblas y la mayor maldad, a menudo se encuentra camuflada bajo el rostro más bello. Tacto de rosa y corazón con espinas, pensó. La luna había salido, y solo ella era consciente de la verdad. Pero muda me acompañaba siempre en el camino a casa y no me dejaba sola. Ni en aquellos momentos sin hablar, en los que me daba por pensar en qué decir en voz alta, pero nunca se me ocurría nada. Solo me acordaba de aquel encuentro que no se había planeado, que me había cambiado. Que me estaba haciendo creer, en la vida, en mi, y en ti. 

Y para tradición aquella del beso. En el ritual de bajar la ventanilla y disfrutar del último beso a escondidas. Yo ya te echaba de menos nada más sonreírnos al irte. No sabía que hacer. Es bien cierto que nunca tuve miedo, pero retomar mi humanidad era algo peligroso. Quizá solo era una trampa del demonio más malvado, pero me costaba imaginarlo cuando la luz de tu imagen me inundaba los ojos. 

Dolor, alegría, tristeza, misterio, luz, oscuridad, y al final un cielo azul, lleno de estrellas en las que solo podía contemplar a una. 

Sonrisas, risas, caricias, besos, colores, sabores, pasiones, y al final un cielo rojo amaneciendo, lleno de calor que cubría y se apoderaba  lo que algunos llaman corazón. 

La rosa, por muchas espinas que tenga sigue siendo hermosa, sigue siendo eso, una rosa. Bella y peligrosa. Como lo eres tú, como lo soy yo.

Que sigan sonando canciones silenciosas. Que se apaguen las velas. Que siga todo como hasta ahora, extraño y arriesgado como nos gusta.

(Fotografía de: Aimara Ballesteros )