Aventurillas de Alba





Hola de nuevo, 

Para aquellos que ya me echaban aunque solo fuera un poquito tendré que disculpar mi ausencia. Parece ser por las visitas que ha recibido mi blog últimamente, a muchos lectores les gusta leer saber mi vida y algunas de mis experiencias. La verdad es que es un desahogo poder plasmar en letras algunas de las cosas que me han pasado. Así que hoy pretendo contaros porqué he estado sin publicar durante estas semanas y así quedará escrito para poder volver a leerlo algún día y recordar mi verano con 18 años.

<< Día 14: Domingo. Mi familia llevaba organizándose, dando golpes y haciendo ruido desde no sé ni que hora. Por suerte en algún momento se cerró la puerta de casa y pude volver a dormir una hora y media más. ¡Sola en casa! La verdad es que no disfruto normalmente de pasar todo el día sola, pero en domingo, como ese, fue maravilloso un poquito de paz, para variar. Desayuné al sol, limpié un poco aquí y allá, estudié uno de los autores de filosofía que tanto, tantísimo ''quiero'' ( espero que se note el sarcasmo ); e hice la maleta para cuando mis abuelos me pasaran a buscar de la que bajaban del pueblo para volver a Santander. 

Día 15: Lunes. Suena el despertador y lo apago mientras me doy media vuelta en la cama.
- ¡Alba!- me grita mi subconsciente.
- ¿Qué quieres ahora? Déjame dormir.
- ¡Hoy es el día!
Me pongo a pensar, no es ni navidades ni mi cumpleaños... Me empieza a latir el corazón estrepitosamente. Pego un salto de la cama y me atuso un poco el pelo antes de bajar escaleras abajo. En la cocina ya están mis abuelos. Me hago un café y lo bebo a la velocidad del rayo y subo corriendo a arreglarme. Me tiemblan las manos, en la ducha pienso demasiadas cosas, tantas ideas a la vez que hasta me producen dolor de cabeza. Tardo exactamente una hora en acabar. Me subo al coche con mi abuelo y tardamos poco en aparcar. Nos bajamos del coche. Allí está. Por fin. El edificio de la universidad. Nos acercamos paso a paso y tengo el corazón en la garganta. Entramos, y explicamos que estoy allí para hacer una visita porque estoy interesada en ingresar allí en el próximo curso. Nos pasan a una sala para esperar. Es una sala cuadrada, con una mesa llena de los folletos con la información de todos los grados del lugar. En frente una televisión con vídeos sobre la universidad y las oportunidades que ofrece. El corazón está a punto de salir por mi boca, pero abre la puerta tras de mi un chico más bien joven que se presenta y se sienta con nosotros. Mi abuelo aun sigue con un folleto y yo más tensa que un maniquí comienzo a explicarle al chico mis dudas él las resuelve con brevedad. 
-Bien, pues mi compañero os enseñará el edificio y las instalaciones. Y después escoge un día de esta semana o cuando puedas para realizar la prueba de acceso - mi cabeza empezó a pensar en el resto de la semana, no tenía ni idea de que día podría volver- o mismamente si lo prefieres puedes hacerlo ahora mismo.- Dice el chico ignorando la patada mental que me había dado. 
- Si, claro, y así te lo quitas de en medio. - Dice mi abuelo cien por cien convencido de sus palabras. 
''Mamá, llévame a casa, tengo miedo'' Pensé.
- El examen dura una hora y media, puedes ponerte después de la visita en la biblioteca y hacerlo sin ningún problema.- Dice el chico mirándome sin darse cuenta de que tengo muchas ganas de salir corriendo. 
- Pues genial, ¿no?- Me pregunta mi abuelo. 
En ese momento me sentí muy observada, como si el peso del universo estuviera sobre mis cerebro y me estuviera haciendo darme cuenta de quién quería ser.
- Vale, de acuerdo.
''Ser de las que no pierden una oportunidad, de las que saben lo que quieren y van a por ello. De las que no se rinden y de las que no dejarán jamás de luchar por conseguir alcanzar sus sueños.'' Pensaba mientras nos levantábamos y conocía a otro señor con cara simpática, que me ofreció una visita por todos los rincones del centro. Me calmó y me hizo sentirme algo más tranquila cuando llegamos a la primera de las aulas ''S. Jobs'' (Cada aula tiene el nombre de algún empresario importante e influyente de la sociedad) Steve Jobs, al entrar en el aula vi en la pared del fondo su imagen y una de sus frases más célebres. La que tanto me ha animado a seguir por el camino que decidí tomar desde hace algunos años: ''La innovación es lo que distingue a un líder de un seguidor''. 
- Mira, esta es tu aula.- Dice el señor mientras me indica la placa junto a la puerta donde ponía ''A. Ortega'', y me sorprendí una décima de segundo antes de relacionarlo con Amancio Ortega. Pero aun así... ¡tengo mi clase! 
Me enamoré del lugar y luego me metieron en la biblioteca para hacer el examen. Y allí estaba yo. Con un bolígrafo en la mano y unas hojas esperando a ser rellenadas... Lo único que me mantenía tranquila era la necesidad de cumplir mi sueño. 

Día 17: Miércoles por la tarde. Sentada en la mesa grande del salón con los apuntes de matemáticas para repasar algunos ejercicios. Es por la tarde, solo estamos en casa Hernán (mi hermano de 10 años) y yo. Creo que desde que entregué el examen el lunes hasta ese momento he actualizado el correo unas doscientas veces. Nada. Miro hacia afuera. Hace algo de sol pero no puedo salir, tengo que concentrarme y esperar la respuesta. Vuelvo a actualizar el correo sin ya ningún ánimo o esperanza de que ese fuera el momento de la contestación. 

* Carta de Admisión, Santander Junio 2015. Estimada Alba: En primer lugar...

El correo había llegado, ahí, esperando a que lo abriera. A que tocara con mi dedo en la pantalla para ver mi futuro. Como si ese pequeño cristal de mi móvil fuera una bola de cristal. Tan solo lo pensé cinco segundos en los que tomé aire y pensé en la frase de S. Jobs.

     ''blablablablabalablabla Has sido aceptada blablablabla'' >> 

En ese momento salté de la silla y me puse a llorar como una niña pequeña. Sí, lo reconozco. Fui donde Hernán y lo abracé intentando decirle que me habían admitido. Él creyendo lo contrario me acarició la cabeza. 
-¡Que me han admitido!
-Ahhhhh.... 
Y ambos reímos. 

Otro sueño cumplido. Gracias por la oportunidad destino. 






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