Atardece




Y en tan solo unos segundos la luz se apagó. De un instante a otro todo oscureció. 
El rumor de las olas chocando contra las piedras, y el tacto bajo las manos de la hierba.
De calor a frio en un momento. Más belleza, si podía, en un suspiro.

La línea del horizonte separaba el mar azulado del cielo rosado. 
Los picos de las cumbres parecían incendiados. 
Si tan solo hubíera podido atrasar unos minutos el tiempo, y  disfrutar de aquello de nuevo. 

Pero el tiempo solo avanza. Y aunque grites o te enfades no cambiará nada.
Y sí, prefiero esos silencios, en los que todo lo que veo es tan perfecto que no quiero estropearlo con palabras. 

Siempre he sido una enamorada de los amaneceres. De esos que te muestran la belleza de un nuevo día. Pero ahora entiendo la hermosura de sus contrarios. Y es que en ellos se plasman los finales con buen sabor de boca. 

Y atardece  como cada tarde, como también se rompen las olas contra las rocas.
Y se despierta ese inmortalizador, al que las sombras observan mientras enfoca.
Adiós día, ahora a la noche le toca.





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