El puente










Un atardecer del que surgen colores cobrizos, de esos que te detienen en tu ruta, o llaman la atención de tus sentidos con rapidez antes de dar paso a la oscuridad de una nueva noche. Un lluvioso día cualquiera, donde el agua que bulle de las nubes umbrosas y el viento desatado te dejan helado y empapado.

Gaviotas jóvenes y viejas que sobrevuelan a todo caminante, cortando el aire con sus alas y haciéndonos ensoñar con poder volar como ellas. Este puente, como en otros, tan solo sirve para cruzar de un sitio a otro y pocos paran para admirar la belleza del lugar. Pero este puente es diferente, y si tienes dudas puedes venir a comprobarlo.
Se avista la playa tentadora para el esperado verano, otro puente más largo y con otros atractivos, el pueblo y la Barquera, la silueta del castillo y de la iglesia ante la luz del sol, cuando lo hay, y a su vez ilumina las aguas de la ría que con la marea alta deslumbran con su hermosura. Hay tanto que ver desde allí. Tantas sorpresas para los amantes del detalle natural y del olor a sal en el aire libre que se respira, que no se me ocurre otro lugar mejor para matar el tiempo.
Y es que, belleza tiene este pueblo de sobra, escribe mi orgullosa pejina, la que observa cada día los elementos que forman un hermoso paisaje lleno de color y de alegría, incluso en los días más lluviosos. Entre montaña y mar, y que a nadie se le ocurra, al menos desde este lugar, aposentado desde aquí, porque hay que relajarse y disfrutar del paisaje. Te quieren por necesidad, pero estoy segura de que tanta hermosura no solo es valorada por mí, ya que eres sin duda el flagrante comienzo y final de tantas vidas presentes, pasadas y futuras, que nadie ha contado ni podrá contar jamás.
Cada una de las rocas que te alzan sobre las aguas debe estar, sin poder, orgullosas de ser parte de la simbología de esta villa marinera. Y mientras continuemos aquí, podremos ver el sol morir cada tarde ante tu presencia, bajando la cabeza y dando las gracias porque estés ahí.





Escrito para el suplemento del Diario Montañés del día 01/02/2015

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