So again

Es como si de nuevo sucediera lo que siempre me espero. Dos entradas para ver un espectáculo, dos únicas butacas en una bonita sala. Me pongo preciosa, o al menos todo lo que puedo. Nos sentamos. El telón rojo del escenario se abre. En el hay una mujer, oscura y clara a la vez.  Esta sentada frente a un piano en el que desliza sus delicados dedos para dar comienzo a una bonita melodía. Mi acompañante me mira con aprobación. Y vuelve rápidamente la mirada para no perder detalle. La mujer ha empezado a cantar casi imperceptiblemente. Parece triste, pero esperanzada. Me doy cuenta de que tengo un nudo en la garganta, mi respiración se acelera con cada estrofa que sale de los labios de la mujer. Mi piel arde y se congela a la vez. Un grito desgarra la garganta de la cantante y muere en sus labios una lágrima. El ritmo de la melodía se vuelve cada vez mas rápido y mi corazón se va haciendo a la vez más pequeño. Quiero salir corriendo. Normalmente lo hago, pero no se si con él esta vez podré quedarme hasta el final, si podré dejar de huir y ver como reacciona ante la locura que compone muchas veces el espectáculo que es mi vida. Si, lo reconozco, es miedo. Pero soy así, y no puedo evitar sentir nada porque soy humana. Esto es lo que hay en mi interior. Y si, lo reconozco, tampoco sabré cantar. Pero siempre hay canciones que expresan como me siento. No sabría vivir sin música, es parte de mi. Y si, quizá me equivoque, pero te quiero a ti y aquí. Espero sinceramente que al mostrarte lo que soy no seas tu el que salga corriendo.

(Foto: Marina Caballero.)