Adiós otoño







Malditos pasos andados, malditos sean ellos y los que quedan. 
Pero no los míos. 
Malditos los de aquellos que me hacen retrasarme y los que me cortan el paso. 
Si no son capaces de hacer nada más que patear a alguien, mejor que no anden. 

Hay que reconocer que llega un momento en el que saltar y esquivar no es tan sencillo. 
Cada día cuesta más. Andar y todo lo demás. 
Pero sigo aquí ¿verdad?
No me he ido, y no me iré.
Este es mi sitio. Mi camino.
Y os maldigo. Por contraminar la vida con vuestra presencia.
Aunque llevéis buenos zapatos vuestros pies no serán en verdad mejores.
Vuestra existencia hace más umbrosos los caminos.
Os dedicáis a poner la zancadilla a los demás. 
Y os maldigo por ello. Ya que yo he caído por eso más de mil veces.

Algo que dejo hoy tras de mi es este otoño, lleno de baches malditos.
Que como otros he podido superar.
Tantos charcos de lagrimas, 
tantas hojas como deseos caen y se vuelven a alzar.
Ya perdí la cuenta de lo andado,
 y creo que es hora de hacer reconocimiento de ello.
Pero sin parar.
 Hasta que me maten  o encuentre mi tumba.
Maldiciendo por lo bajo, pero siguiendo.




(Foto: Marina Caballero)

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