Mi propia tormenta






Cuan enorme es el horizonte, donde las gaviotas planean en el aire y se mecen al son del aire. 
El agua parece hoy más embravecida que nunca. 
No hace sol, pero la temperatura es idónea para relajarse y meditar un poco. 
En las últimas semanas mi mundo se ha desmoronado varias veces. 
Una columna de despiadados guerreros ha destrozado mi fortaleza, la cual, pensé que tras tantos intentos por volver a derribar ya no se podría.
 Pero no, no debería haber bajado la guardia. 
Me encuentro poco a poco recogiendo los pedazos de lo que moralmente quedo de mí. 
Por supuesto que voy a volver a reconstruir mi ser, pero ahora de diferente manera, como siempre, aprendiendo de la batalla.
 Hoy volveré caminando bajo la lluvia, pero sé que quizá mañana salga el sol.



(Foto: Rui Palha.)

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