Para empezar el verano




Abrió los ojos aquel día y sabia que ya no era la misma persona de ayer, que había cambiado por poco que fuera lo que la ocurrió. 
Se levanto, abrió la ventana y saco medio cuerpo por ella. 
Hacia frió y la brisa gélida la puso la piel  alerta. 
Se dejo llevar respirando aire puro de aquella hermosa madrugada, el sol estaba saliendo y el amanecer  teñía el cielo en un espectáculo de colores. 
Era lo más hermoso que veía desde hace tiempo. 
 Cerró los ojos y sonrió, el sol ya había comenzado a calentar su blanca piel. 
Encendió la radio y empezó a vestirse con una de sus canciones favoritas, no hay nada como la música para... cualquier momento.
 Se cepillo el pelo y se aseo un poco antes de colgarse su mochila del hombro y salir por la puerta de casa.
 Caminaba relajada, el día era precioso, y la música hacia que se sintiera capaz de ser, incluso, positiva. Todo lo que ayer la preocupaba o la había dejado mal corazón no era más que una ilusión, puesto que al amanecer, el sol recargo todas sus energías para hacer lo que mejor sabia, seguir adelante. 
¿A caso alguien creía que podía pararla? Ni hablar. 
Si alguien pensaba eso es que no la conocía lo suficiente.
 Ella era de las que pensaba que si queda alguna esperanza, se debe intentar al menos lo que queremos. Solo vivimos una vez, así que deberíamos buscar lo que más nos haga felices. Y no solo pensar en lo malo de la vida.
La sonrisa no desapareció de su cara en todo el día, pensando en tonterías que la hacían sentir feliz.
 Por pequeños que fueran los detalles. 
Pensaba en el futuro con optimismo, en lo que la quedaba por vivir. 
Quería ser feliz y punto. 

Si la pisaban resurgiría como el ave Fénix, no sería la primera vez 
y  no la habían enseñado a rendirse ante la adversidad. 
Quien sabe como acabaría su historia y cuantos amaneceres vería antes de que todo acabara. 
Pero eso, tampoco la importaba. 
Ahora empezaría a disfrutar del verano como una más.
 Quizá no fuera un verano de los mejores, pero con optimismo lo calificaría como, no de los peores. 
El secreto para disfrutar  era simplemente saber apreciar cada cosa en su momento. 
 Y como un buen consejo, empezar cada  día sonriendo.






Mi tercer escrito leído en la radio: Onda Occidental Cantabria.
(Foto: Marina Caballero)


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