Leyes de vida



Igual que cuando tengo hambre y mi tripa reclama alimento, mi corazón me exige amor. 
No le vasta con el afecto normal de la gente de su alrededor, necesita alimentarse con lo que pocas veces encuentra por ahí.
 Solo una búsqueda exhaustiva declara si sirve o no, porque no vale ni comprarlo ni conformarse con lo primero que se ve, se necesita tiempo y esfuerzo. 
Ya que no es algo material cuesta encontrarlo, aveces meses, años, décadas... No se puede saber con exactitud.
 Cuando crees que no lo buscas en realidad has apretado tu corazón con una cuerda bien fuerte para que no pueda ni moverse, pero toda fuerza es poca para apartarnos de lo que sentimos, acabará resurgiendo en cualquier momento pidiendo su alimento. 
Nos dejamos llevar cuando creemos que la forma correcta la tenemos ante nuestros ojos y el corazón traga tras masticar la dura realidad. 
Nos equivocamos una y otra vez.
 No se puede conocer el destino, de ninguna manera. 
Pero el pecho nos duele por querer tener un poco de eso de lo que la gente parece disfrutar.
 El amor no existe, pero si es verdad que todos tenemos momentos en la vida en los que nos invade el romanticismo y creemos que el corazón es más que un mero órgano vital, creemos que late por la fuerza que nos une a otra persona.
 Los sentimientos solo emborronan nuestro ser. 
Pero esta bien volverse loco de amor y disfrutar de ese ``alimento de la vida´´, que nos proporciona bellas maneras de sobrevivir a lo que sea.
 Enamorarse y enamorar, una bonita forma de pasar el tiempo.
 Porque vamos a acabar, de una manera o de otra... muriendo.


Comentarios

Entradas populares